Guatemala es un país de ingreso medio superior[1] en Centroamérica, ubicado entre México, Belice, El Salvador y Honduras. La clasificación de ingreso del país cambió en 2018, de medio inferior a medio superior, gracias a una serie de decisiones financieras tomadas por el gobierno, las cuales resultaron en estabilidad económica y un crecimiento positivo, aunque moderado.[2] Sin embargo, esta estabilidad económica no ha implicado mejoras significativas en términos de reducción de pobreza para el país, dejando de lado a muchas áreas en estados rurales y/o con menor desarrollo.[3] El Índice de Desarrollo Humano de la Organización de las Naciones Unidas otorga a Guatemala un índice de 0.663, justo por debajo del promedio para América Latina y el Caribe. Sin embargo, cuando esto se ajusta para contemplar la desigualdad, el índice cae significativamente, resaltando la magnitud de las disparidades existentes dentro de este pequeño país.
Este reporte se centra en estas zonas que se consideran rurales, y por lo tanto la muestra y las entrevistas comprenden solamente a personas y organizaciones que radican o proveen apoyo en:
- Pueblos, aldeas, caseríos o granjas.
- Asentamientos o pueblos que cuentan con un 50% o menos de hogares con iluminación, electricidad y agua corriente en sus viviendas.
- Asentamientos o pueblos que carecen de caminos o rutas de comunicación por tierra y de servicios aéreos o marítimos, así como de escuelas de educación primaria (seis grados escolares) y servicios de correo postal.
Este alcance fue definido por ANDE tomando en cuenta las definiciones locales de Guatemala, El Salvador y Honduras, así como de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre otras fuentes internacionales.
El Global Entrepreneurship Monitor Report señala que, entre los países latinoamericanos, en Guatemala es particularmente común que se perciba el emprendimiento como una buena oportunidad para generar ingresos, y que “cuentan con el conocimiento, las habilidades y la experiencia necesarias para empezar un negocio, además de tener la menor proporción de temor al fracaso.” [4] Sin embargo, no es claro qué tan prevalentes son estas percepciones en áreas urbanas en comparación con áreas rurales.